29.11.10

Tentación y granada


Una agencia matrimonial

y luego un daiquiri.

Helaba afuera

y nosotros nos quitamos la ropa

recordando aquella noche,

viernes cuando te conocí,

tautología que eras

simplemente tú,

indefinible toda

en aquellos días raros

en que te buscaba

y te encontraba.


Te adaptaste a mi

y yo a ti.

Te colaste en mis huecos,

equilibrista

en mi línea de tiro,

infinita y cómplice,

escudero y retaguardia

en mi destierro.


Tu falda al terminar

conmigo

me recordó

a cuando corríamos

por calles asfaltadas

y bebíamos en bares alfombrados

de servilletas enceradas

y de besos a traición.

Cuando te metías

en mi cama

y salíamos intactos,

sin pérdidas

ni ganancias

ni corazones hipotecados.


Inofensivos hasta que disparé

tu mecanismo

y tiré de tu anilla

como un suicida idiota,

adormilado

en tu temporizador

y en tu espoleta

y en tus maneras.

Disparadero de tu belleza

y tus curvas,

aquellas que fueron

peligro y guinda,

tentación y granada

de mi vocación

por ti

y por lo desesperado

y mortal

de un viernes

y una vida

con final fatal.

© Pedro Letai
2010

Libertad 8


Cruza despacio y despierta

ese último paso de cebra,

mi amor.

Después de tanto perder

recuerda que te toca ganar.

En esta vida no pudo ser,

pero ahora nos espera ella,

sólo para nosotros,

la libertad.


Paraíso con todos los gastos

pagados,

los de envío

y los de todos los malos ratos

pasados.

Batalla eterna

junto a tu falda,

tan sola como yo,

no nos hace falta más,

ahora la libertad.


Las cinco menos diez

y qué más da,

ya no estás cansada,

olvídate.

Esto es a largo plazo,

no las fiestas de tu barrio,

no tu pelo en la noria

cuando te besé.

Tan jóvenes,

tan guapos,

acuérdate.

Dibujándola en los cristales

empañados de amor

en tu 206.

Soñando con ella,

aquí está nena,

ante nosotros,

nos vino por fin a ver,

la libertad.


No te preocupes porque

haya llegado tu hora,

los muertos aquí

lo pasamos muy bien.

Cruza con cuidado

y al final de esta calle,

que antes era nuestra vida,

gira la esquina

y ahí te espero.

Te esperamos en el 8,

la libertad, la poesía,

nuestros amigos,

nuestra segunda vida,

nuestro Madrid,

nuestro amor,

tú y yo,

pequeña libertad.

Solos y eternos,

tú y yo.

© Pedro Letai

2010

23.11.10

Marteslunes


Ocurre de cuando en cuando que en mis días es martes y en los tuyos aún es lunes. Y yo me voy a dormir un martes virgen mientras tú sigues trabajándote un lunes que se apaga a todo ritmo. Te dejo un beso en consigna pero el viento no te lo alcanza, demasiado lejana. Sueño contigo y con un aeropuerto donde volver a abrazarte y me despierto sobresaltado mientras tú te metes en la cama cansada y sin tiempo para pensarme.


Entonces yo empiezo otro día sin ti. Y como mientras tú desayunas y lloro y tú no me escuchas y te amo mientras tú no me amas, pero de eso no tienen la culpa la latitud, los relojes ni los calendarios.


Y del otro lado del aire está siempre el mar. Y para ti igual. Pero aún así nunca te das la vuelta ni me quieres preguntar qué día es aquí ni cuánto más podré aguantar así.


Y vuelta a empezar.

© Pedro Letai

2010

22.11.10

Valérie


Tan salvaje

como una canción

de amor,

tan inolvidable

como el viento

en sus manos.

Después de la paz

y el desarme

llegaste para quedarte,

Valérie.


Cuando surgió el desgarro,

porque un minuto antes

tu sonrisa era fría

y era rubia.

Cuando desordenaste entero

mi Madrid

de clase turista,

Valérie.


Contra mi paz tus huidas

y contra mi sed

lo que bajo tus labios

habita.

Encendiste mi naufragio,

aquellos años,

disparando a la noche

que ahora me margina.

Te fuiste

trazando fronteras

y yo ni lo vi venir,

Valérie.


Rodeaste mi peligro

y fuiste lecciones

y abrigo.

Todo era verdad,

llegando hasta el final.

Como todo es ahora gris,

ahora que no estás

y pasan la vida

y las horas puntas

y yo no soy el mismo tipo,

Valérie.

© Pedro Letai
2010

21.11.10

Parkings de noviembre


Un día cualquiera,

hará casi dos años,

el mundo se convirtió

en un sitio triste,

sin colores.


Sólo un espacio diminuto

en algún punto del Universo

conservó los colores,

los matices

y la vida que antes

habitaba en cada rincón

del mundo mundial.


Pero no lo encontré

hasta que apareciste,

inesperada y tentadora

para inesperada

marcharte muy lejos otra vez.


Fue un domingo

en tus labios

y tu pelo,

el de siempre.

Después de tanto tiempo

vi colores

con los ojos cerrados

y dibujé mi mano en la tuya.

Y entonces, con mi mano

entre tus recuerdos,

te fuiste rápido.


¿Para volver allí,

a los colores

y la vida?

¿Qué dirección

tomar?


Entendí que bastaba

con seguir el arco iris

en tu mirada

y en mi lluvia

y tu luz.


¿Y después?


Después el amor

y los parkings.

Y noviembre.

© Pedro Letai
2010

14.11.10

Baile en Penny Lane


De pronto un día

me vuelve tu sueño y la niebla.

De pronto duermo

mi frío sin saber

qué dirección elijo.

La noche en mis ojos

y los capítulos borrados,

amontonados en lo espeso

y lo lento del derrumbe

tranquilo.


Y de pronto otro día

bailo hasta el alba

y el alba

es otra cosa.

De pronto entiendo mi desdicha

y me cobijo en la ceniza

de lo ya recorrido.

De pronto lo confuso

y multitudinario

me miran

y me hacen sentido.


De pronto paro

y ya nadie me llama.

De pronto me encuentro

bailando solo

y sonrío

por la ventana

a la luna, a mi vida

y a la madrugada.


De pronto te he pensado

y no me has dolido.

De pronto, en un baile,

he muerto completo

y he florecido.

© Pedro Letai

2010

12.11.10

Discos redondos


Aunque parezca mentira cuando los vemos en sus cajas y en nuestras estanterías, casi ninguno de los discos que tenemos en casa es redondo. Un disco redondo no implica ser el disco que tenga las mejores canciones ni las mejores interpretaciones. Un disco redondo es aquél en el que todas las canciones tienen algo y tienen su porqué, y en el que la canción seis es la seis porque para escucharla has de haber viajado antes por las cinco primeras y prepararte para lo que vendrá después. Un disco redondo hace que si te descargas la canción seis sin haber escuchado el resto te pierdas una enorme cantidad de sentidos y de sensaciones. Te pierdes el resto de la historia, el fin de la peli. Y de ahí que haya muy pocos discos redondos y que hayamos empezado a descargarnos únicamente la canción seis. Y de ahí que se haya ido todo al garete.


Empezando por los dos grandes tótems de nuestra música pop-rock, hay que decir que los discos redondos no han sido la especialidad ni de The Beatles ni de The Rolling Stones. Así, los Beatles, que en menos de una década firmaron una producción grandiosa, eran capaz de meterte en un disco un tema como Ob-La-Di, Ob-La-Da, digno de la peor charanga de la peor fiesta del peor pueblo de España. Quizá estuvieron más cerca que nunca de la redondez curiosamente en lo último que grabaron juntos. La cara b de Abbey Road, que no fue su último disco en salir al mercado pero sí el último en grabarse, es una auténtica joya. Escúchenla con fruición. En cuanto a los Stones, rozaron y quizá incluso alcanzaron la redondez en aquellos Sticky fingers, Some girls o Exile on main street, para luego regalarnos décadas de mediocridad y abrasiva mercadotecnia. De hecho, y es siempre una opinión personal, creo que bandas como la Creedence Clearwater Revival, Fletwood Mac o, desde luego, Led Zeppelin y Supertramp han estado mucho más cerca de la redondez que las dos bandas británicas por excelencia. Breakfast in America es un disco redondo.


Incluso a Dylan, grande entre los grandes, se le ha resistido el alcanzar los discos redondos. Algunos de sus mejores trabajos tienen la peculiaridad de empezar por una canción bastante mediocre. Como muestra, adviértase que el inconmensurable The Freewheelin’ se inicia con Blowing in the wind como primer corte, canción que sólo se ha hecho mínimamente fumable gracias a la bonita voz de Joan Baez y a la rubia que la cantaba con una guitarra por toda lencería en la película Forrest Gump. Me atrevería a decir que el disco más redondo de Dylan es la banda sonora de Pat Garrett and Billy the kid, en su mayoría instrumental. Quizá en los discos instrumentales es más fácil atender a cómo fluye una canción tras otra y a su significado como obra conjunta y completa. A simple vista, se me ocurren discos casi redondos de este tipo en gente como Pat Metheny, Larry Carlton o, sin duda, Paco de Lucía o Keith Jarrett.


Suele ocurrir también que en discos grabados en directo encontramos con mayor facilidad discos redondos. Puede que esto se deba a que el artista, al concebirlo como una actuación ante un público a agradar de una sola escucha, trabaje más la selección de temas, el orden de los mismos o la intensidad de la sesión. Además, claro está, de que se puede nutrir de las mejores canciones de su producción para aunarlas en un solo disco en vivo. Eric Clapton ha firmado en directo dos de los discos más redondos que conozco, 24 Nights y el posterior One more rider, one more car. Nirvana tuvo en su Unplugged su mejor disco, a años luz de lo que grabó en estudio. Incluso artistas que no son santo de mi devoción, como Sting, han firmado joyas en vivo como ese All this time grabado en su casa de Italia el fatídico 11-S. Si encima se ve en el DVD la casa del británico, la perfección de la banda que llevaba y que el tipo, siendo bastante infame, ha envejecido endiabladamente bien, a uno se le caen las ligas. Ahí tenemos, de nuevo, un disco redondo.


En el plano nacional también algunos directos de los últimos años han alcanzado para mi la consideración de disco redondo. El Nos sobran los motivos de Joaquín Sabina sin duda lo es y me atrevería a decir que el Sin enchufe de los M-Clan también. De estudio, y aunque me duela en el alma reconocerlo, probablemente el Más de Alejandro Sanz sea de lo más redondo como trabajo que se ha hecho en nuestro país.


Así pues, para terminar y si me lo permiten, dos consejos. La próxima vez que compren un disco, si es que alguna vez lo vuelven a hacer, tengan cuidado al introducirlo en su reproductor. Es muy probable que el disco no sea redondo.


Y si alguna vez necesitan dibujar una circunferencia perfecta sobre un papel cojan un lápiz y el Tapestry, de Carole King. 1971. Es el disco más redondo que conozco. Que lo disfruten.

© Pedro Letai
2010

10.11.10

Amágame


De tanto borrar tu imagen

mi espejo es ahora

sombra

de tu cara,

desnuda de mi.


De tanto olvidarte

mi memoria

se olvidó

de tu pelo largo

y también de mi.


De tanto amagarte

mi cintura

se confundió

y ahora baila sola

la conga

de la desesperación.


De tanto esperarte

mi reloj

ya no marca

el tiempo

ni mis horas

en mis tardes,

que son necesidad

de ti.


De tanto amarte,

de tanto extrañarte,

de tanto necesitarte

mi cuerpo se quedó

flaco,

derribado

en el dolor.


Ámame tú

con tu pelo largo.

Necesítame

en tu boca

y no me hagas

borrarte ni olvidarte

en el crimen, el castigo

y mis cien días.


Amágame

en mi tristeza

y en las tardes,

tantas que me derriban,

vuelve y puebla

mi vida.


Amágame

con un quiebro salvaje

y enséñame el camino

de vuelta

a tu belleza,

definitiva.

© Pedro Letai

2010