A sólo dos cuadras
me tenías
hasta que decidiste
volar lejos
y algo se hundió.
No te vengas abajo
me decían,
y yo hacía que les oía,
echándoles un vistazo
desde mi botella vacía.
Desde entonces
siempre a la deriva,
mi amor.
Echando de menos
aquel ritmo tranquilo
de tu cuerpo
y disparándome
cada noche
ante el espejo
para ver si ya no me duele
y comprender
que tiene otra vez solución.
Unos cuantos gramos
de insatisfacción
mezclados con medio litro
de pasado desalentador
acaban rastreando
las calles
y aquellas canciones,
viendo las corbatas pasar
como testigos crueles
de un verso inacabado
que se ha despedido ya.
Y tú lejos,
camarera que ahora sueña
y que mañana llenará los cines,
cruzándose con Susan Sarandon
en una alfombra
o algún hotel
de cuatrocientos pavos
por un café y un revolcón,
mientras a mí el brillo
se me escapó de las manos
entre tanta tormenta
de colchones prestados,
entre tantos corazones robados.
No me dijiste
qué pude hacer mejor
y eso me llenó
de rencor y me quitó
las ganas de cruzarme
conmigo.
Traté de hacer lo imposible
por dibujarte una sonrisa
y cuando vuelvas a desaparecer,
de veras te digo,
te sabré entender.
Porque tu vida es otra
y no ésta,
donde yo cabía
sólo a medias
y sin llegar a tus brazos.
Tu vida es luces,
cámara, acción.
Fotos, focos,
madrugones, productores
con su vocación en la bragueta,
contratos sin pasado,
besos de rebajas,
tu mundo en blanco y negro,
los guiones, la claqueta.
Que te vaya bien
en esos sueños
a los que no te acompaño,
Miss Lavapiés.
Nos volveremos a ver.
© Pedro Letai
Julio 2007 y octubre 2010
jo, dónde está el comentario que te hice? :( me habré equivocado y habré comentado a otro? bueno, te decía que aunque esté ubicado en lavapiés, me imagino con este poema escuchando blues en algún antro de luisiana.
ResponderEliminarJaja gracias Juana... Me gusta que te imagines eso... Yo lo veo en Lavapiés y veo a aquella chica, pero claro que se puede escuchar mientras algo de blues o incluso de Sabina, por qué no... Pongamos que hablo de Joaquín.
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