Santander, 2011
Mi cobijo y mi rincón
de tantos años,
mi vermú de domingo
que hoy venía con chorrito de final.
Diez minutos
para llevarme tu cara
y dejar las llaves puestas
para siempre.
Esta vez por fuera,
esta vez por fuerza.
De nuevo el cartón
que tanto huele a dolor
en mi fantasía constante.
En mi miedo a los aeropuertos,
en las interminables esperas
que ahora serán siempre
estos diez minutos eternos.
La chica de la fila de atrás
en cada foto,
mi cobardía
en los ojos de mi madre,
mis vistas al mar,
mi derroche,
mi derrota,
mi vanidad.
Los libros inolvidables,
mis ángeles necesarios,
los mil y un discos
para huir de tu fría ciudad.
La cama y los vecinos,
mis versos,
los tobillos de la traductora de francés,
los finos pies de cada letra.
Y todo lo que no alcancé,
lo que no me comí,
lo que nos bebimos demasiado deprisa,
lo que no pude pagar
para que se detuvieran
esos relojes caros
que marcan este final.
Los déjalo estar,
los cuánto te debo.
Itziar.
La historia de lo inaprensible
a la que no le queda
más tiempo.
Mi segunda vida ya,
bajando sin quererlo
las escaleras
de tu puerta cerrada.
© Pedro Letai
2011
No hay comentarios:
Publicar un comentario