Dicen que el domingo
en la última escena
te colarás por mi ventana.
Y yo digo ya veremos.
Dicen que eres un diamante
y yo digo que quiero ser
tu robo.
Dicen que tu boca
es un puñal,
y yo que entonces
te quiero culpable de mi crimen.
Dicen que tenga cuidado
y yo digo gracias,
lo tendré.
Dicen que del mar
a tu casa
solo hay un camino.
Me da igual, será nuestro.
Siempre ha sido nuestro
y ninguno
lo sabíais.
Remaré, nadaré.
Te escribiré poemas
con tanta sangre
que flotaremos
eternos
en el agua.
Dicen que he vivido
veinticinco vidas
abandonándome
y yo les digo
que es verdad,
se acabó.
No más quemaduras,
no más mentiras hermosas.
Dicen que en agosto
preguntabas por mi.
También dicen que Dylan
andaba suelto por aquí.
¿Y tú?
Tú me pides que te dé
unos días de cariño,
nada más.
Y eso no,
rubia mía.
Eso no te lo voy a dar.
Yo, que te lo doy
todo,
eso no te lo voy a dar.
Ven a vivir conmigo,
haz que en tu cintura
tiemble mi cuerpo.
Haz que estas llaves
ya no abran y cierren
solo una prisión
y hazte rehén de mi vida,
recompensa
de todo
lo que quieras,
de lo que no me quieras,
y de lo que tarde o temprano
ya nadie nos diga.
Eso, yo que te lo doy
todo,
te lo he dado ya.
© Pedro Letai
2011
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