Un día cualquiera,
hará casi dos años,
el mundo se convirtió
en un sitio triste,
sin colores.
Sólo un espacio diminuto
en algún punto del Universo
conservó los colores,
los matices
y la vida que antes
habitaba en cada rincón
del mundo mundial.
Pero no lo encontré
hasta que apareciste,
inesperada y tentadora
para inesperada
marcharte muy lejos otra vez.
Fue un domingo
en tus labios
y tu pelo,
el de siempre.
Después de tanto tiempo
vi colores
con los ojos cerrados
y dibujé mi mano en la tuya.
Y entonces, con mi mano
entre tus recuerdos,
te fuiste rápido.
¿Para volver allí,
a los colores
y la vida?
¿Qué dirección
tomar?
Entendí que bastaba
con seguir el arco iris
en tu mirada
y en mi lluvia
y tu luz.
¿Y después?
Después el amor
y los parkings.
© Pedro Letai
2010
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