
Cómo volaban las manos
de tu cuerpo al piano.
Cómo lo viví contigo,
cómo lo vi venir.
Como cuando
con los ídolos del barrio
salía hasta morir
pero luego había
que salir de allí…
Cabeza pequeña,
culito de ensueño,
sonrisas sin fin
debajo del ayuntamiento.
Planeando llevarte
al norte
sin saber tu nombre.
Tramando hacer blackjack
en un casino de provincias
sin notarios a la vista.
No quiero dormir,
quiero escucharte otra vez.
Quédate conmigo,
pasa de ese mejor amigo
al que pides
que te quiera.
Esperaré sólo por ti.
Seré tu puente de plata,
tu cable a tierra
por una noche junto a tu nariz.
Quién me llevaría
hasta ti,
quién me sacará de aquí,
compañera.
Te mentían sin perdón,
la jugada más sencilla
para que fueras
su chica
y sentirse mejor.
Trata de arrancar
de ahí
te decía,
mi amor.
Quítate ese molde
que enloquece
a cualquier
tío cabrón.
Nada de eso
es para ti…
Y no más mañanas para mi,
no más arañazos
en parkings mojados.
No más absenta y descontrol.
No más combates
en Kinshasa
para morder el polvo
por un revolcón
separados.
No quiero dormir,
quiero escucharte otra vez.
Quédate conmigo,
pasa de ese mejor amigo
al que pides
que te quiera.
Esperaré sólo por ti.
Seré tu puente de plata,
tu cable a tierra
por una noche junto a tu nariz.
Quién me llevaría
hasta ti,
quién me sacará de aquí,
compañera.
Me despertaron
dos ladridos
en medio
de aquel mogollón,
las sábanas frías,
tu ausencia
y el contestador,
matando ese final feliz
diciéndote algo
a lo Steve McQueen.
Quítate esas gafas,
quédate un ratito
y dime eso
tan sexy
“si piensas que todo
va mal,
cariño piensa en Elvis”.
No quiero dormir,
quiero escucharte otra vez.
Quédate conmigo,
pasa de ese mejor amigo
al que pides
que te quiera.
Esperaré sólo por ti,
seré tu puente de plata,
tu cable a tierra
por una noche junto a tu nariz.
Quién me llevaría
hasta ti,
quién me sacará de aquí,
compañera.
Con ese mismo invierno
que tiñe
mis canciones de gris.
Cuando la tarde cae
sobre Madrid
y mi alma
cae derrotada
a los pies de esta ciudad.
Agárrate fuerte
y dame permiso
para despegar.
No quiero dormir,
quiero escucharte otra vez.
Quédate conmigo,
pasa de ese mejor amigo.
Esperaré sólo por ti.
Seré tu puente de plata,
tu cable a tierra
para dormir en tu nariz.
Quién me llevaría
hasta ti,
quién me sacará de aquí,
compañera.
© Pedro Letai
Noviembre 2009
speechless
ResponderEliminar