12.7.10

Memoria selectiva


En la terminal

de los vuelos

que nunca salen

tuve tiempo

de recordar

sin la pluma

del olvido,

lejos del humo

prohibido.


El cristal

sólo traía sombras

detrás,

con esos pájaros

de hierro,

cansados de tanto esperar.

Quería una

canción del pasado,

sólo unos segundos más.

Sólo recordar.


Y en esos segundos

paseé por mi barrio

y recordé a la rubia

de los cursos de verano

a los que todos

queríamos ser castigados

por no estudiar,

para poderla amar.

Recordé los partidos

en la calle

y el día en que nació

mi hermano.


El vuelo no va a salir,

lo sabemos todos,

no os enfurezcáis.

Este año tampoco

ganaremos el mundial.

Mundiales de sueños rotos

eran los que ganábamos

siempre nosotros.

El amor imposible,

la chica americana

y los desayunos

sin dormir

ni olvidar

el periódico de la mañana.


La camarera

de comida rápida

que algún día caería

y el limpiabotas

del cine Avenida

son sólo recuerdos vagos.

Muchos aviones

tendría que esperar

para recordar con facilidad.


Y sin embargo,

una vez más,

no paso un día sin olvidar

tu cara, tu amor

por el límite

y los bares sin gramola.

Las tarjetas denegadas

y esas noches

en las que ni una cerilla

podías prender

si no querías verme arder

y quedarte sola.


Me voy,

para qué esperar

más aquí

si este avión

me recuerda a ti,

que jamás me dejaste volar

lejos del ardor

incrustado en

lo que antes

era un corazón.


Recordar y recordar

sin recordar cómo olvidar.

Así una vida entera,

así un infierno eterno,

contigo en cualquier otro lugar.

© Pedro Letai

2006

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