14.6.10

Las chicas voladoras, etc.


Quedamos en hacerlo bien, en ser sólo amigos y en guardar las distancias bajo la lluvia caliente y torrencial.

No lo cumplimos.

Se quebró todo otra vez y dolió más que aquel granizo que es siempre once y es febrero.

Mucho peor que caer es hacerlo siempre en el mismo sitio.

Qué mala suerte y qué suerte tienen algunos.

Lo encuentran a la primera y les dura toda la vida.

Veo luces de cruce que alumbran lo que está escondido y luces largas en el recuerdo de los días raros en que estabas conmigo.

Yo te pedí las ganas de soñar sueños en los que se prohibiera olvidar.

Tú te movías sin parar, buscando mi punto débil y escondiendo tus manos manchadas de disparar con balas de verdad.

Poniendo al toro en suerte y luego una larga cambiada y otra más.

Total, coser y cantar.

Lo bueno fue el momento, pero ahora me cuesta dormir.

Y es que nadie me advirtió de esto el día en que te conocí.

Preparaste tu golpe mortal con aquellas maneras tan tuyas, bailando pegada a mi sinvivir.

Respiré hondo y no supe qué decir.

Me imaginé de nuevo del paraíso a los infiernos.

Vi tus fotos en el cajón y mi dolor repartido en maletas y aeropuertos.

Te fuiste de pronto muy lejos, como volando.

Y entonces lo entendí todo, aunque nadie me advirtiera en su momento.

Las chicas voladoras disparabais con balas de verdad.

Cómo no pude reparar en los trazos de pólvora cuando me acariciabas.

Cómo no me atreví a olisquear bajo tus faldas de matón.

Dónde acabará ahora tu vuelo, que es un vuelo sin vuelta ni fin.

Dónde echarás tu ancla para fondear junto a otra cala de suicidios y realidad.

Las chicas voladoras disparabais con balas de verdad.

Cómo olvidar.


© Pedro Letai

2010

No hay comentarios:

Publicar un comentario