
Miel en los ojos,
su dulzura he buscado
una vida entera
y luego otra más.
La luz siempre apagada
porque tú no entiendes
nada de amor,
mientras yo pierdo la cabeza
a tu culpa y mi rencor.
Mi cuerpo de ayer
no se curará mañana.
El deseo y la madurez
ya no hacen tratos,
ya no embriagan.
La infidelidad, las heridas,
la pasión que ha perdido,
otra vez,
su mejor partida.
Travieso y preso,
desoyendo los consejos
en los sótanos de un mar
que es bandera tricolor,
que es mi copa y mi ración
y a donde yo te quería llevar.
Así que de nuevo
a dos velas,
mientras no enseñan a olvidar
las autoescuelas,
que no echan sal
en tus ojos de miel,
como en las aceras nevadas,
como en el vinagre
del dolor,
como al pescado de la abuela.
Sin romper cristales
trataría de ser elegante
y reconquistarte,
a ritmo de interior izquierda
sin velocidad, carrera ni afición.
Si tú entendieras de amor,
sería tan fácil.
Sería tan fácil,
si a mi no me doliera tanto el corazón.
© Pedro Letai
2010
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