1.10.10

Manual para estar mejor


Los desnudos

no se fuman

en papel de plata

y tú te desnudas novata,

con tu piel de espaldas

que me escribe un poema

y uno está mejor,

en la sensación de oír tu cercanía,

en la entrega de tu calor en la piel.


Acaba septiembre

a las cuatro de la mañana

con tus ojos cansados,

el humo en los labios

y dos corazones enredados,

escuchando el amor en tu cuello

como se escucha el mar

al bajar por la sal

que lleva a tu vello.


La ciudad es ahora habitación

y es nuestra.

La cama es una calle,

la única,

para pasear los besos, los abrazos,

las ganas, la pasión,

los ahí me quedo,

los qué le gustará,

los otro día más.


La noche y la luna,

bajando desde Tirso

como tus piernas aquel día

vigilan nuestros cuerpos,

espejos de dos vidas,

de dos historias distintas

por un segundo detenidas,

unidas en la complicidad compartida.


Y besar y morder

y jugártela a cara de perro,

inapelable, infinito,

juvenil deseo

hacia toda tú, mujer,

preciado trofeo.


Y antes del amanecer mirarse a los ojos.

Mirarse y ver mucho a través de ellos.


Al despertar un café,

amargo como se vende

este mundo.

Ardiente como una noche

contigo.

Reparador como un manual

para todo aquello

que no resulta sencillo.


Y mirarse a los ojos

en la despedida.

Mirarse a medias.

Mirarse largo y con brillo.

© Pedro Letai

2010


No hay comentarios:

Publicar un comentario