
Para la amiga, en la distancia. Doce horas de vuelo.
Habitas caminos estrechos,
formas incómodas.
La noche te llama
en su mitad
para recordarte
de dónde vienes
y a dónde no vas.
Y es ahí donde
has de reaccionar,
amiga.
Donde tu estrella porteña
ha de volver a brillar.
A mi la vida
ya sólo me habla
de música
donde antes me hablaba
de amor.
Y mi vida soy yo
y es música dulce
que luego nunca
me deja bailar
con aquella chica
de maneras tristes,
irresistibles, provocadoras,
perdidas.
Clava con tus ojos
las mentiras en las nubes,
para siempre
pasajeras, frescas,
suaves, descalzas.
Trabaja con ahínco
la costumbre, tu armonía.
Madura al sol
tu juventud
que lenta se te va
y ciérrale la puerta
por un tiempo más.
No lo permitas.
No hagas como yo
y sigue escuchando el amor,
amiga,
busca el nuevo día,
las salidas invisibles,
la quietud contenida.
La música me acompaña
pero no me salva del peligro
ni del adiós,
no te engañes.
No tengo con quién bailarla.
Ya no tengo ley,
ya no tengo son,
ya no tengo a Dios.
No te empeñes en sufrir,
porque se apagará tu canción.
Y tu canción está escrita,
amiga.
Y tu canción habla de amor.
© Pedro Letai
2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario