28.10.10

Un acorde de ti


En los días de lluvia

me da por pensar

que tu cuerpo

al final fue conquista

pese a lo que vino después.

Me imagino

arañando tu piel

en un balcón

de luz distinta

y escucho una melodía

que es tu piel

y es tu boca

y al final es demasiadas cosas

que no puedo soportar.


La soledad ha llegado

de nuevo

y la ceniza se queda fría,

como todos nosotros,

en noviembre

y en el escalofrío

que disfraza la ciudad

y que me hace cómplice, diario

de lo nuestro

y de invitarte a un cine vacío,

de desnudarme en tu magia

y de decretar oficial esta nostalgia.


Duelen las aceras,

los cristales, los portales.

Cuando se ha estado en el paraíso

duelen hasta las mujeres

y su acento y sus postales.

Se siente desmedida la realidad,

borrosa la gravedad

e inabarcable el desconcierto.

Los recuerdos son

color confuso

cuando en ninguno de mis pasos,

en ninguno,

te busco ni te siento

ni me oriento.


Sospecho sin embargo

que tristeza y hermosura,

tu rostro y el mío,

nuestra partitura,

aún me guardan una sorpresa

en un cruce fugaz de Madrid.

Sé que aquella canción

murió incompleta.

Aún me falta por sentir,

al borde de mi acantilado,

un acorde más de ti.


Después del acorde,

entonces sí,

el acantilado y el mar y la nada,

lejos de ti.


Pero aquello, el mar,

será mañana.

Ahora, un acorde de ti.

Uno más bajo la lluvia

que luego es mar y es nada.

Y que el mar sea mañana.

© Pedro Letai

2010

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